El cultivo hidropónico no es algo nuevo, ya en la antigüedad se practicaba de una forma menos premeditada, por instinto y a la luz de los resultados observados en las plantas que tomaban nutrientes de las aguas a orillas de los ríos, así las distintas civilizaciones fueron implementando formas de cultivo a base de agua. En Babilonia, 600 años antes de Cristo, se construyeron los famosos Jardines Colgantes, donde el agua corría a través de canales y algunas de las plantas se alimentaban de ella. Más de mil doscientos años después los aztecas cultivaron el maíz en barcazas por medio de entramado de pajas. Pero la primera información escrita data de 1600, cuando el belga Jan van Helmont documentó su experiencia acerca de que las plantas obtienen sustancias nutritivas a partir del agua. Luego en 1699 un Inglés llamado John Woodward hizo crecer plantas en diversos recipientes con medio líquido al que había añadido diferentes cantidades de suelo, encontrando que las plantas en las fuentes de agua menos pura crecían mejor que las en agua destilada. Posteriormente, en 1860 los científicos alemanes Sachs y Knop lograron aislar por completo la planta del suelo y la hicieron crecer por medio de una solución de elementos minerales, técnica conocida como nutricultura.

 

Finalmente, entre 1929 y 1930, el profesor de fisiología vegetal de la Universidad de California, Dr. William Gerike, logró un éxito sin precedentes al instalar unidades de cultivo sin tierra al aire libre con fines comerciales. Él bautizó a esta técnica como hidroponía y es considerado el padre de esta moderna técnica de cultivo que ha probado ser una alternativa contra los problemas alimentarios del mundo.